¡Qué ganas tenía de tener un ratito para poder enseñaros cómo quedó restaurado el álbum de bebé de mi hermana! ¿Recordáis? Os hablaba de este proyecto aquí.
Allá me fui al pueblo esta Semana Santa armada con mis scrapacosas hasta los dientes y dispuesta a empezar y terminar esa tarea que me habían encomendado.
No pude evitar sentir cierto respeto cuando me puse manos a la obra, me dije: "A ver si te lo terminas de cargar!" pero, con valor, quité todas las fotos lo primero. Algunas páginas sufrieron con este proceso pero fue inevitable.
Una vez vacío de fotos, quité también las páginas rotas, con cuidado de no estropear la encuadernación, y corté, entinté los bordes y pegué las páginas nuevas entre las escartivanas.
El álbum quedó dividido en dos partes bien diferenciadas: la primera parte serían los restos del libro de bebé original y la segunda parte sería un álbum, prácticamente nuevecito, con suficientes páginas para organizar toda la colección de fotos que mi hermana quería conservar.
Tengo que admitir que el resto del trabajo fue en equipo: mi madre y mi hermana organizaban las fotos cronológicamente y yo iba cortando, redondeando esquinas (un detalle que le dado al álbum un aire muy ochentero) y pegando fotos en las páginas.
Según le íbamos dando orden, todo iba cobrando sentido. Había muchas fotos que pertenecían a los mismos momentos o a las mismas personas y mi hermana buscó más fotos por otros álbumes con las que fuimos completando su historia vital desde el momento de su nacimiento hasta el de sus dos hijas.
El resultado fueron dos tardes muy divertidas, llenas de recuerdos preciosos y de muchas risas. Volvimos a ver fotos que hacía años que no veíamos juntos y creo que los mayores no podíamos evitar sentir cierta nostalgia mientras mis sobrinas y mis hijas se morían de la risa con las pintas que teníamos todos! ;oD
Recordamos cómo los abuelos disfrutaban con todos alrededor, mis padres volvieron a ver su antiguo coche y cómo estaba la casa en aquella época y mi hermana y yo recordamos que somos de cuando el pueblo no tenía carretera, recordamos los años de las alpargatas y... ¡lo que picaban aquellos jerséis que nos hacía mi madre! jaja Encontramos parecidos tremendos entre nuestras hijas y entre nuestros primos y sus hijos y...¡ resulta que tengo la nariz de mi abuela paterna! ¡Toda la vida pensando que era la de mi abuela materna! jajaja ¡Qué cosas!
Espero no haberos aburrido mucho, ha sido un trabajo intenso pero muy muy gratificante.
Muy feliz finde!