Estas son semanitas atareadas para los profes: se nos juntan exámenes con correcciones, evaluaciones, reuniones, las clases que por supuesto no se paran, las tareas, los proyectos, el papeleo, los niños que ya quieren vacaciones y los padres que necesitan los detalles de la evolución de sus hijos... Yo tengo 7 cursos, vamos a decir que unos 210 alumnos, así que en periodos de evaluación se me complica bastante la vida.
Además, algún marroncete suele caer cada curso: si no es un intercambio, es promocionar alguna campaña, o encargarte del auxiliar lingüístico o del alumno en prácticas... Y, cómo no, está la formación: los cursos presenciales o los talleres online de los que no te libra ni el tato. Y como un solo marrón es poco, yo ahora mismo tengo encima 5 de los últimos que os he mencionado! Estoy bastante saturada y no parece que esto vaya a mejorar hasta al menos dentro de un par de semanas que estaremos de vacaciones!
Lo peor de todo es que con todo este ajetreo no como bien, duermo poco, desatiendo a mi familia, no puedo ver a mis amigos, ni scrapear, ni salir a caminar y me pierdo alguna clase de yoga, algo que intento a toda costa que no pase pero que a veces me resulta inevitable. ¿El resultado? Qué os voy a contar! Me estreso mucho y ando tan acelerada que hasta hablo a doble velocidad, me pongo de mal humor porque tengo mi vida desatendida, o de repente me veo tan agotada que me pongo triste y súper negativa, me duelen la espalda y los ojos, me dan migrañas y hasta engordo un par de kilos! Estoy hecha un cuadro vaya!
Me imagino que todas habéis pasado por momentos de tanto trabajo que habéis pensado que no podríais con todo peeerooo... vamos a visualizar la luz al final del túnel... vamos pensar que no queda nada para el merecido descanso y sobre todo vamos a valorarnos como lo que somos...auténticas súper guerreras!
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